lunes, 21 de enero de 2013

Cápsula homenaje a El viento que agita la cebada


Una película de Ken Loach, el cineasta británico, reportero de realidades entre trincheras, de voces sin filtro. Un tipo valiente.

Años 20 en Irlanda, el IRA lucha contra el control imperialista del gran mastodonte Británico. La encrucijada: El tratado anglo-irlandés desemboca en guerra civil irlandesa. O Irlanda pacta una libertad condicional en su propio territorio, o lucha hasta el final aunque signifique enfrentarse incluso a sus hermanos de sangre. ¿La fuerza noble de una ideología justifica la ejecución maniqueísta?












La película fue muy controvertida y la prensa británica la calificó de antipatriota. Sin embargo, Loach sólo se limita a exponer las semillas de la discordia que son fuerzas contrapuestas de una cadena que cada vez se tensa más. Los negros y caquis luchan contra el pueblo irlandés en medio de los frágiles campos de cebada. La cara B.

Es muy Loach plantear realidades en las antípodas, donde parece que ya no hay gris. Donde posicionarse es obligatorio para avanzar. Y he aquí la lucha del ser humano, de mi vecino, de tu amigo, de nosotros por sobrevivir de acuerdo a nuestro yo más profundo, cómo y a costa de qué. 

Cuando el relativismo naufraga, ideología y supervivencia, ¿pueden ir unidos?

Lxx

viernes, 4 de enero de 2013

Cápsula homenaje a EUROPA de Lars von Trier, 1991

"Vamos a dormirnos en los brazos de un continente entero."





Es hipnótica. La voz en off anestesia al espectador.
Es crónica. El ayer es hoy. La vieja Europa.
Es triste y es bella. En su complejidad.

Europa.

Un americano se planta en la Alemania deshecha de 1945 para intentar salvarla del descalabro. Empieza a trabajar como revisor ferroviario en la Compañía Zentropa. Pero la psique del "buen" extranjero, Leopold, se va minando cuando su mirada ingenua empieza a ver. Poco a poco se adentra en un mundo con mucho resentimiento y poca fe; todo  junto cargado en un tren, un hilo monótono de vagones sin visos de retorno.

Europa.

El rodaje se realizó íntegramente en un plató, lleno de maquetas y decorados. El tratamiento de la imagen es limpia y depurada. Cuánto más pulcra más dura.

Europa, eres una crónica. La cámara entrometida recorre la luz tenue y sigilosa que tu locomotora proyecta sobre tus vías. A veces en blanco y negro; otras, en color. Cuánto más bella tu imagen coloreada, más cruda tu realidad. Malicioso recurso de von Trier, el color fatalista.

Atrezzo de cartón para un viaje difícil sobre unas vías que son el Macguffin de la peli, por las que el tren se desliza intermitente hacia una Europa de cartón piedra. Cayendo.

Europa que te desmoronas piedra a piedra. una sobre otra. lento. a través de las almas rotas de tus personas.

Europa y su locomotora que se nos van, se nos van hacia la nada.

Solo un hecho queda patente: Leopold es interrogado por la inspección ferroviaria de turno con sus preguntas ostensiblemente cruciales: "¿La letra de esta tarjeta verde considera usted que está bien escrita?" Y mientras, Leopold, ido ante lo absurdo de la inspección y paralizado por la frustrante realidad subterránea de los vagones, cavila frenéticamente: "¿Hago estallar la bomba?".

Burocracia de mal agüero, que anestesias y descuartizas la realidad a jirones. Ay Europa burócrata, que te deshilachas entre los dedos del buen hacedor sometiéndolo al ostracismo. A la parálisis. Pero al fin, delatas a la resistencia más peligrosamente contenida. ¿Letra-de-tarjeta-verde-correcta? Boom.

Oh. Europa del frenesí. Cómo te nos descarrilas...

Lxx